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Welchman y Mazzoldi en el Seminario Psicotropismos

Seminario 44SNA

Más de cien personas esperaron a las afueras del Museo de Arte de Pereira este miércoles, atentos a que las puertas del Teatro Don Juan María Marulanda se abrieran y se diera inicio a las dos ponencias del segundo día de Psicotropismos, el seminario internacional del 44 Salón Nacional de Artistas.

Con un video y música de los años 60, inició la presentación del estadoundiense John Welchman, quien empezó a explicar la línea entre la antropología y el arte, y que se vio interrumpida con un chiste del propio expositor pues confundió las hojas de su presentación.

“Presté mi texto para una fotocopia pero no me regresaron el original. Creo que me están poniendo a prueba”, explicó entre risas, mientras rebuscaba en su cantidad de hojas y letras la continuación de su ponencia.

Minutos después continuó, presentando una línea de tiempo a través del arte, la historia de “O”, la mujer que no tiene nombre, y su importancia para la cultura y quiénes han sido protagonistas en ella.

Mientras exponía, una de las asistentes le llevó una botella de agua, a lo que él respondiendo dijo: “creo que más que agua, necesito un trago, porque el tema es grande y estoy algo perdido con mis hojas”.

La ponencia de Welchman fue muy dinámica, llena de imágenes, sonidos y formas, pasadas por historias, fotografía, que dieron una mirada al pasado, a los inicios de los colores y la importancia del género.

En el descanso, algunos de los asistentes hablaban en los pasillos del teatro sobre lo que acababa de pasar con la ponencia de John y con la expectativa de la que se iba a presentar con el italiano Bruno Mazzoldi. “Un hombre que a su edad genera algo de duda, ya que habla muy pausado”, señaló uno de los asistentes al seminario. Sin embargo, la realidad fue otra: sorprendió al público.

Llegó la hora de Mazzoldi, un hombre de apariencia tranquila que al iniciar arrojó toda esa energía que tenía guardada y en forma de prosa y poesía desbocó una ponencia interesante, con palabras de intelectualidad confinadas en un mundo de realidad y comentarios jocosos sobre la fantasía.

Todo un discurso que estuvo cargado de drama, vivencias personales que trataron de la vida cotidiana, la toma de la ayahuasca, las experiencias entre el chamán y él, en ese mundo que se crea al entrar en el trance al consumir esta bebida. “Algo que para los ancestros es un ritual, pero para la actualidad suele escandalizar”, puntualizó el ponente.

Al terminar, dejó en el auditorio una sonrisa, señalando e insistiendo a los asistentes que “si vas a atravesar el caos, que sea por amor”.

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