Viernes 14. Día uno.
Camilo Otero y Eva Parra llegan a las 3:00 p. m. a la sede del Edificio Antiguo Club Rialto. Allí, sobre una mesa, van colocando cuidadosamente vasos, galletas, dulces y otros alimentos para los asistentes al Taller de Mimeografía Post Digital. El mensaje era claro: “Compartir con el otro”, uno de los objetivos que traía consigo este taller que invitaba a los participantes a conocer de cerca el proceso de impresión en risografría.
Como parte de la necesidad de este trabajo en equipo, Eva y Camilo de Calipso Press, el colectivo encargado de este proceso, pidieron a los asistentes presentarse y dar una breve descripción de ellos. Uno a uno fueron hablando y opinando a cerca de las expectativas con el taller, de su acercamiento con el arte y sus impresiones sobre el 44 Salón Nacional de Artistas; uno a uno Análida, Ricardo, Natalia, Santiago, Alejandro, Erika, Ángelo, Diego Alejandro, Alberto y otros compartieron sus visiones.
La primera jornada tuvo como objetivo entender la cercanía con el “Otro” como parte de un trabajo colaborativo, pero también con las herramientas; las duplicadoras riso (una análoga y otra digital), el papel, los marcadores, la tinta y algunos elementos digitales como los computadores el video beam propiciaron el ambiente adecuado para que se viviera un proceso editorial, con todo esto sin duda, habría una publicación impresa al final del taller.
Sábado 15. Día dos.
Tarde lluviosa en la Perla del Otún. Camilo y Eva llegan al Edificio Antiguo Club Rialto con pliegos de papel bond que van poniendo sobre la mesa junto a algunos marcadores que servirían después para que los participantes del taller escribieran libremente sobre estos, anotando ideas claves como los colores que mejor le van a las publicaciones o el orden en el que deben separarse las capas en photoshop para que la impresión quede bien.
Durante esta jornada, la participación de cada uno fue importante. Las preguntas frente al proceso de impresión no se hicieron esperar. Camilo y Eva, con la amabilidad que los caracteriza, resolvieron inquietudes de los asistentes y los invitaron a realizar un recorrido por el montaje del Antiguo Club Rialto, el cual trajo consigo una serie de fotografías que luego serían intervenidas por todos con el fin de gestar una publicación impresa en el marco del 44 Salón Nacional de Artistas.
Cada uno envió sus fotos al correo sugerido por Camilo Otero, seguidamente él proyectó en una de las paredes las fotografías escogidas por los asistentes; mientras miraban atentos aquella “pantalla” fueron proyectándose imágenes con el montaje del Rialto, la calle 17 con séptima, el atardecer desde el piso tres, los curiosos del Salón y sus maneras de interactuar con las obras, formas, ángulos y perspectivas, fotos con el celular o con la cámara; no había espacio para la discriminación, la invitación de Calipso era puntual, participar del proceso de creación es importante, la particularidad de cada individuo y sus formas de concebir el mundo hacían más interesante todo el proceso de edición, que por supuesto estuvo oportunamente liderado.
Domingo 16. Día tres.
3:00 p. m. Los integrantes del colectivo Calipso Press comparten un café mientras esperan a los participantes del Taller. Poco a poco empiezan a llegar. “Hoy imprimimos”, dice Eva Parra con tono entusiasta y entonces cada pequeño equipo, conformado el día anterior, saca sus computadoras y le va dando el toque final a las imágenes que irán en cada página; Eva se da un recorrido por cada grupo, mientras Camilo se dirige a uno de los cuartos del Antiguo Club Rialto donde están los tóner que van dentro de las duplicadoras. “Es bien bonito este proceso”, apunta Camilo mientras mira la portada diseñada por Ángelo, uno de los asistentes.
Se ultimaron detalles, se digitaron los nombres de los participantes que irán en la contraportada (11 en total). Eva y Camilo explicaron algunas cosas claves para el momento de impresión, se alistó todo, piezas gráficas, papel, tinta, y ¡acción! Comenzaron a imprimirse una a una las doce hojas que fueron concebidas durante este taller.
La experiencia fue grata, las miradas entre los asistentes oscilaban entre la sorpresa y el encanto. El contacto con lo análogo y lo digital fue íntimo, un viaje en el tiempo, en donde modernidad y tradicionalismo se mezclaron con un objetivo claro: ¡Reflexionar para crear! Lo primero para rescatar de la historia aquellos elementos que han servido al arte de la imprenta y todas sus posibles configuraciones en este caso con las duplicadoras análogas y lo segundo pero no menos importante, hacer efectivo el vínculo entre narrativas visuales, el diseño, la ilustración y el arte.